Por Elvia Jiménez de Sáenz* 
Elisa Irina fue mártir de 
la Guerra Sucia Mexicana en el mandato presidencial de Luis Echeverría 
Álvarez. Personas semejantes a ella se organizaron  en la clandestinidad
 transformando  su actividad política abierta y de frente al Estado, en 
oculta y secreta. Fue una época de formación de guerrillas de jóvenes 
idealistas, personas muy avanzados en sus concepciones políticas y 
sociales  que respondieron al horror y a los crímenes  del Estado y al 
Ejército en el asesinato  de cientos de civiles de todas las edades en 
la Plaza de las Tres Culturas, el 2 de octubre 1968. Un golpe fuerte a 
México,  fuerte de indignación y desconcierto, pero al mismo tiempo de 
una gran exaltación y efervescencia de los ideales de vida en la 
libertad y en la justicia que provocaría transformaciones políticas 
profundas en el país y que motivaron a muchos jóvenes estudiantes  y 
ciudadanos mexicanos a responderle  al Estado  con vigor, valentía y 
bravura. Poder conseguir con su energía y firme determinación,  lograr 
desaparecer a un Estado Autoritario y Criminal ; el de Gustavo Díaz 
Ordaz. En 1968, Elisa Irina tenía 22 años y un año después se integra 
completamente a las Fuerzas de Liberación Nacional. 
Elisa Irina 
se retira de la vida pública pocos días después del triunfo del 
movimiento estudiantil de Monterrey de 1971, que logra ganar la 
Autonomía de la Universidad de Nuevo León y una ofensiva a la iniciativa
 privada de Monterrey,  que obligó al Gobernador  de Nuevo León, Eduardo
 A. Elizondo Lozano a renunciar en los primeros días de junio de 1971, 
pero que originó en la Capital de la República el asesinato de decenas 
de estudiantes y desapariciones. Un Crimen de Estado más llevado a cabo 
por Los Halcones, el jueves de Corpus 10 de junio de 1971, comandados 
por el Regente de la Ciudad de México, Alfonso Martínez Domínguez  en el
 mandato presidencial  de Luis Echeverría Álvarez. Dos años 
después, a pocos  a días del Golpe de Estado en Chile del 11 de 
septiembre de 1973 fecha en que fue depuesto y muerto Salvador Allende, 
el  empresario  regiomontano Eugenio Garza Sada cuando acudía muy 
temprano a su empresa, la Cervecería Cuauhtémoc, fue muerto por sus 
secuestradores  en un fallido secuestro a su persona. Eugenio Garza Sada
 era uno de los baluartes fuertes de los empresarios regiomontanos. Su 
muerte desató una persecución mortal. Lla ofensiva del Estado junto a la
 Iniciativa Privada desataron con furia una persecución inmediata que 
llegó a todos los rincones del país y a Chiapas  indiscriminadamente, 
unos meses después. Posterior a la muerte del empresario  se formaron 
grupos paramilitares  en Monterrey  y otras ciudades del país: Los  
Escuadrones de la Muerte, escuadrones que asesinaban a pleno día, 
regaron de muertes  las calles del país, de estudiantes, maestros y 
muchos civiles,  sembrando el miedo, un terror que se sintió hasta los 
huesos. En los primeros meses de 1974, Elisa Irina es detenida 
en Chiapas, torturada  y asesinada impunemente  en el Campo Militar No. 
1. 
 Luis Echeverría Álvarez acentuó la Guerra Sucia del Estado 
Mexicano;  Fué a la caza y asesina a cientos de jóvenes que firmes se 
oponían  a su gobierno. En su lucha los jóvenes opositores  prometían  
cambios políticos y sociales profundos, exaltados  por la realidad 
criminal del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz  en la masacre del  2 de 
octubre de 1968 que continua hasta la fecha, ahora en el alzamiento de 
Ayotzinapa. 
 En 1974  fueron asesinados  la mayoría de los  
integrantes de las  Fuerzas  de Liberación Nacional a las cuales Elisa 
Irina perteneció. Las Fuerzas de Liberación Nacional fueron los 
precursores del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, un ejército 
de indígenas avasallados por siglos y hasta hoy sublevados desde 1994, 
contra el Estado Neoliberal Mexicano. Elisa Irina es la joven 
regiomontana heroína de la lucha política que enarbola un cambio 
profundo en las instituciones mexicanas empedernidamente corruptas. 
Elisa Irina siempre estará en los corazones de sus familiares y amigos, 
 será siempre un ejemplo que continuar, de una lucha frontal contra el 
mal gobierno.
*La profesora y activista Elvia Jiménez de Sáenz fue esposa del militante y dirigente de las FLN Mario Alberto Sáenz Garza. Agradecemos que comparta su valioso testimonio en este espacio.
 
 
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